Una vez más; Joan Ferran , en su blog; el blog d' en Joan Ferran , con su afinada y aguda pluma, escribe el siguiente artículo, el cual adjuntamos en nuestra blog, por siempre entender que será de interés de nuestros lectores.
Joan Ferran i Serafini, licenciado en filosofía y letras y diplomado en Historia contemporánea. Miembro del Partit dels Socialistes de Catalunya y ex diputado en el Parlamento catalán, cargo que ha ocupado durante varias legislaturas. Autor de varios libros y colaborador en distintos medios de comunicación.
Joan Ferran, político con buenas formas y maneras, lo cual no fue obstaculo alguno
para denunciar en su día, la existencia de lo que éste denominó como: "la costra nacionalista ". refiriéndose a los medios de comunicación públicos de Catalunya.
Costra nacionalista en los medios de comunicación públicos, que aún hoy continua y con muchísimo más acento que el día que Joan Ferrán lo denunció, que fue el año 2007. Todo un escándalo que aún perjudicando al resto de partidos políticos, determinados periodistas, mundo cultural, etc. no afines al nacionalismo, soberanismo , como al independentismo, más cuando es casi impuesto mediáticamente, nada se ha hecho democráticamente para convertir a los medios de comunicación públicos, en realmente públicos, de todos, y alejarlos totalmente de cualquier influencia política e ideológica.
Costra nacionalista en los medios de comunicación públicos, que aún hoy continua y con muchísimo más acento que el día que Joan Ferrán lo denunció, que fue el año 2007. Todo un escándalo que aún perjudicando al resto de partidos políticos, determinados periodistas, mundo cultural, etc. no afines al nacionalismo, soberanismo , como al independentismo, más cuando es casi impuesto mediáticamente, nada se ha hecho democráticamente para convertir a los medios de comunicación públicos, en realmente públicos, de todos, y alejarlos totalmente de cualquier influencia política e ideológica.
AHI VIENE
PUIGDEMONT....
por: Joan Ferran
13/01/2016
DIECIOCHO
MESES Y….TIC,TAC…
Tic, tac, tic, tac… La cuenta atrás ha
comenzado. Dicen algunos que Carles Puigdemont ha jurado consumar el famoso
programa de desconexión de España en dieciocho meses. Y qué piensa hacerlo de
inmediato, sin importarle la opinión del Rajoy de turno. ¡Uf! Un servidor de
ustedes no tiene ni idea de cómo puede acabar esta aventura pero intuye que
mal, que muy mal. Los independentistas más atrevidos tienen prisa. Creen que la
provisionalidad y la ausencia de gobierno en Madrid, y los vientos de cambio,
favorecen sus propósitos secesionistas. Sinceramente, creo que se equivocan. A
la hora de la verdad – y en el caso hipotético de una ruptura unilateral del
estado- el cierre de filas de los constitucionalistas, con todos los matices
que ustedes quieran, está garantizado. Pero digámoslo todo: El independentismo
ha conseguido, in extremis, salvar los muebles en Catalunya pero su cohesión
política es tan precaria como insuficiente su mayoría electoral. El guirigay
político es tan notorio en Barcelona como en Madrid.
En el debate de investidura, Carles
Puigdemont, jugó con la épica de las palabras insinuando que llego la hora de
los valientes. Quizás sí, no lo discuto, pero la valentía no es sinónimo de
temeridad e irresponsabilidad. Cuidado, valientes los hay en todas partes,
también entre los adversarios del soberanismo. Y tal como estas hoy las cosas
más allá de las palabras, o los rituales de proclamación, saltarse la legalidad
pude acarrear graves consecuencias para la convivencia.
Tic, tac, tic, tac… Va aproximándose la hora
de la verdad. Puigdemont llega a la presidencia de la Generalitat con un
programa maximalista y unos compañeros de viaje poco recomendables. Ensayar la
independencia, sin disponer de una mayoría social suficiente, deviene cuando
menos imprudente… Otra cosa es que estemos ante una nueva maniobra de distracción
de Artur Mas destinada a reconstruir el espacio de centro derecha nacionalista
de la vieja CDC. Una vez amortizada la‘bravura' Puigdemont, Mas podría volver a
la palestra, perseguir la hegemonía electoral y pactar con Madrid unas nuevas
coordenadas políticas. ¿Por qué no?
Hay quien piensa que los independentistas
están en un callejón sin salida, asustados ante la complejidad de las cosas.
Una intervención contundente desde el estado les vendría de perlas para volver
a la casilla de salida, centrifugar errores y volver a empezar hasta conseguir
su tan anhelada mayoría social para la independencia.