Por: Francesc Costa
15-03-2015
El pasado día 10, distintos medios ofrecen la noticia sobre que un Juzgado de lo social de Barcelona, reconoce en una sentencia los derechos laborales de las prostitutas, lo que la convierte en pionera, dado que hasta la fecha ningún juez había reconocido el carácter laboral de la prostitución. En este caso desempeñaba su trabajo en un centro de masajes. A raíz de una demanda presentada por la Tesorería de la Seguridad Social contra la empresa que regentaba el local y tres trabajadoras.
Ofrezco el titular, la
noticia más detallada se publicó en distintos medios de comunicación escritos,
con fecha del 10 de los presentes.
Leyendo en otro medio, que
la sentencia aún no es firme, dado que puede ser recurrida hasta el TSJC.
Y dijo:
“El que de vosotros no tenga pecado,
tírele el primero una piedra”
Juan 8, 7-11
Mi respeto por los derechos, con todo lo que ello comporta y
obliga.
Difícil juzgar el grado
de moralidad individual de un ser humano
adulto, según las costumbres y normas de una comunidad, siempre y cuando esta no afecte de modo alguno a otro
ser humano, colectivo o sociedad. También lo debería de ser, si la actitud
individual fuera con la implicación y complicidad de uno/a u otras
personas adultas, dentro de las
idénticas circunstancias; sin afectar a la sociedad, en sus preceptos de la
moral establecida, sus normas, sus costumbres.
Lamentablemente, a mi criterio,
principios del siglo XXI, existe un
déficit de moralidad de ciertas clases dirigentes
e influyentes de nuestra sociedad aquí, allá y en el mundo en general, solo hay
que ver, oír o pulsar todo lo que está sucediendo.
Se están rompiendo reglas,
normas, consensos y posicionamientos
morales que sin duda no están contribuyendo a una sociedad mejor, y además afectando trágicamente a cientos de
millones de ciudadanos, muchos de ellos menores de edad.