domingo, 8 de marzo de 2020

La revolución de los ricos

En su edición de este domingo de El País Semanal, se adjunta un, como siempre, interesante artículo firmado por Javier Cercas.

Artículo interesante, por ello, lo adjuntamos en elblogdefcosvi, por considerar que puede ser del interés de nuestros seguidores y seguidoras. 

Pero..para elblogdefcosvi y desde el total respeto hacia el autor, mantenemos una muy ligera discrepancia, no!!! sobre el titulo "La revolución de los ricos", el cual lo consideramos muy acertado,real.  Pero que, entendemos que, conforme ha ido transcurriendo el tiempo, gracias a la enorme inoperancia y torpeza política de los dos gobiernos centrales implicados, del resto de las fuerzas políticas y a la excelente labor política de los políticos catalanes de la argucia política disfrazada de independencia, de la CCMA(TV3-3/24-Catalunya Radio y resto de canales y emisoras de la corporación), además de determinadas entidades civiles de todo carácter, más el condicionado entorno social, laboral y urbano (en grado distinto, dependiendo del lugar), se le ha añadido también una clase social que bien poco tiene que ver con la los ricos.  Con una curiosidad añadida y que, no es otra que el haberse añadido; inmigrantes. Por todo lo cual, nuestra opinión, la de elblogdefcosvi, es que, el sentimiento secesionista globalmente, es transversal en cuanto a la clase social se refiere (habiendo unos puntos geográficos concretos, que si mayoritariamente podrán tener mayor clase social rica. La dominante, está en todos los puntos geográficos, aunque no sea la mayoritaria. D'aquí plora la criatura.

Esta es la ligera divergencia sobre el buen artículo de Javier Cercas. Que a su vez, también se sustenta en que el sentimiento secesionista existente es inferior que, el sentimiento de inquina hacia el Estado (anti-estado), como lógico resultado a todo lo que día a día, semana a semana, mes a mes y año a año, se les ha enseñado, aleccionado e impregnado a una mayoría de la ciudadanía de Catalunya, por parte de sus instructores, lo que significa y es para éstos, el Estado

Javier Cercas (Ibahernando, Cáceres, 1962). En 1966, su familia se trasladó a Girona. Licenciado en Filología Hispánica por la Universidad Autónoma de Barcelona, doctorándose en la misma especialidad en la Universidad de Barcelona. Desempeñó su labor profesional en la Universidad de Illinois (EE.UU), también en la Universidad de Girona. Ha colaborado con diversos medios de comunicación, en la actualidad es colaborador del El País y de su suplemento dominical. 

Javier Cercas, es autor de varios libros, por citar algunos de ellos:  Anatomía de un instante, La velocidad de la Luz, El impostor, El vientre de la ballena y, de la exitosa obra: Soldados de Salamina, obra que lo convirtió  en un autor internacionalmente reconocido. Obra que fue llevada al cine, con también enorme éxito, dirigida por, David Trueba.  





Javier Cercas 


La revolución de los ricos


EL PAÍS SEMANAL

Palos de ciego
Columna 

por: Javier Cercas

a 08/03/2020

En Cataluña, los más desfavorecidos no son secesionistas. Ésta es la desagradable realidad que odian los secesionistas



En Capital e ideología, Thomas Piketty constata que, en la sociedad catalana, “el apoyo a la independencia proviene de manera espectacular de las categorías más favorecidas y, en concreto, de las rentas más altas”. Así que, para uno de los economistas más reputados de la izquierda actual, la revolución de las sonrisas es, en realidad, la revolución de los ricos (“una forma inaceptable de secesionismo de los ricos”, la llama también el gran jurista Luigi Ferrajoli en Manifiesto por la igualdad). Es lo que un servidor lleva años diciendo, razón por la cual ha sido arrojado al infierno de los réprobos, donde arde desde entonces. No se trata de que “la motivación fiscal”, como la llama Piketty, sea la única que explica el secesionismo catalán; se trata de que, sin esa motivación, es imposible explicarlo.

Basta no cerrar los ojos para verlo. De entrada, recordemos lo obvio: desde que el mundo es mundo son los ricos los que quieren separarse de los pobres, no los pobres de los ricos; ahora ocurre otro tanto: son los europeos del norte los que quieren separarse de los del sur, los italianos del norte de los italianos del sur, los alemanes del sur (los muniqueses, los ricos) de los del norte (los berlineses, los pobres). La brillante propaganda secesionista apacigua la mala conciencia de sus encantadas víctimas asegurando que los ricos catalanes somos, cómo no, una excepción a esa regla, y que no queremos separarnos de los pobres extremeños y andaluces, sino sólo del rico Madrid franquista; pero la verdad es que ni Madrid es franquista ni el secesionista más alienado por la propaganda cree en su fuero interno que Cataluña querría separarse ahora mismo de Extremadura si Extremadura fuera más rica que Cataluña. Por otra parte, todos los estudios que conozco —incluidos los del CEO, el CIS catalán— constatan que los votantes separatistas poseen, de media, un mayor poder adquisitivo que los no separatistas (y por tanto, es verdad, un mayor nivel educativo). Pero no hace falta molestarse en consultar ningún estudio para constatar lo evidente; basta con darse una vuelta por cualquier ciudad catalana. Tomemos por ejemplo la mía, la maravillosa y secesionista Girona: den un paseo por los opulentos barrios del centro y verán sus balcones engalanados de lazos amarillos y banderas secesionistas; hagan lo mismo por los humildes barrios de las afueras —Vila-roja, Germans Sàbat, no digamos Font de la Pólvora—, y no verán un solo lazo amarillo, ni una sola bandera secesionista (banderas españolas sí, y hasta banderazos). El fenómeno, claro, tiene otra explicación, y es la primera divisoria que parte la Cataluña actual, la llamada adscripción identitaria: la mayoría de los habitantes del extrarradio procede de la emigración del resto de España. No todo lo explica la economía, ya digo; pero nada se explica sin ella: en Cataluña, los más desfavorecidos no son secesionistas. Ésta es la realidad, la desagradable realidad que odian los secesionistas y tratan a toda costa de ignorar; ésta es la realidad que la izquierda, gran parte de la izquierda catalana —empezando por Ada Colau— y buena parte de la española —empezando por Pablo Iglesias—, se niega a ver: que, además de profundamente antidemocrático (como demostró en otoño de 2017), el secesionismo es un movimiento esencialmente reaccionario. ¿Cómo es posible que un sector relevante de la izquierda sea su compañero de viaje, cuando no se sume a él? ¿Cómo es posible que esa izquierda se oponga con razón a los recortes de derechos, pero no se inmute cuando los secesionistas quieren arrebatar a millones de catalanes el derecho de ciudadanía, del que penden todos los demás derechos? ¿Qué sentido tiene la izquierda si, en vez de estar con los pobres, está con los ricos? Ada, Pablo, os lo pido de rodillas y sollozando: ¿podríais hacerme el favor de contestar a estas preguntas? ¿Podríais contestárselas a vuestros votantes? ¿Podríais leer a Piketty? O, simplemente, ¿podríais abrir los ojos?

Una cosa es segura: para un votante de izquierda es mucho más duro tener que aguantar la ceguera de la izquierda que la de la derecha. Y en ésas estamos.