Este verano en mi período vacacional coincidí felizmente con mis nietos, tuve la oportunidad de releer El Principito (publicada el 1943) de Antoine de Saint-Exupéry (1900-1944).
La relectura por mi parte fue de felicidad por dos aspectos, uno por recuperar en mi memoria el bonito argumento y en segundo lugar comprobar el interés en el que mis dos nietos escuchaban con enorme atención, mucha curiosidad y un sin fin de preguntas conforme se iba transcurriendo la lectura del El Principito.
El mundo del niño, su imaginación, la no comprensión de los adultos a un mundo ya desde fuera de la niñez y que siempre se debería tener y no abandonar o perder, tenerlo pues sin duda ayuda a vivir.
El piloto y el pequeño niño que se le aparece; el Principito, donde el pequeño niño ya adulto y convertido en piloto observa que el Principito si interpreta al adulto.
El Principito, con sus visitas a otros planetas donde describe las personas que conoce.
El Aviador, un adulto que intenta ser niño para acercarse a el Principito, pero el niño le ha abandonado, pero intenta recuperarlo.
Os recomiendo su relectura y además si es posible con vuestros niños, pero también para vosotros, si hay niños es maravilloso compartir con ellos la lectura, el sin fin de interesantes preguntas que te formulan y con las respuestas que se les da, éstas además te pueden ofrecer la oportunidad que sin desearlo te llevan a la reflexión general o sobre uno mismo y hoy es tan necesaria.
El Principito