martes, 15 de mayo de 2018

Pesadilla en Barcelona


Javier Cercas  (Cáceres, 1962), crecido en Catalunya, viviendo muchos años en Barcelona y en Girona. Licenciado en Filología hispánica por la Universidad Autónoma de Barcelona y posterior doctorado en la misma Universidad. Trabajó durante dos años en la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign( EE.UU) Universidad que es un centro de estudios focalizado en la investigación de tecnología de avanzada. Ejerció de profesor de literatura española en la Universidad de Gerona.

Javier Cercas es  escritor, traductor y columnista para diversos periódicos, siendo colaborador habitual del prestigioso diario El País y de su suplemento dominical.  Autor de varias obras, destacándose  su exitosa novela del año 2001: Soldados de Salamina, obra que está presente en varios países y traducida  en varios idiomas, convirtiéndole en un escritor mundialmente reconocido. Obra que fue pasada al cine, bajo la dirección de David Trueba.

Javier Cercas escribe un muy interesante artículo de opinión en el diario El País, articulo que adjuntamos en nuestro blog; elblogdefcosvi por considerar que será del interés de nuestros lectores, principalmente el apartado en forma de  pregunta dirigida    a los  señores; Pujol, Roca y Mas, así como a las organizaciones políticas; ERC y CUP, que no es otra que; “si comparten las ideas del señor Torra ?”. Lógicamente, la respuesta por lo que respecta a la opinión del  elblogdefcosvi, dudamos se produzca, es más de producirse será siempre en signo de justificación, de minimizar y de acusar a todos los otros de todavía más.  Entra en lo que a nuestro criterio consideramos que los de la argucia política disfrazada de independencia y de todo lo que haga falta y más, nunca han considerado a la ciudadanía catalana, pues de haberla considerado nunca la hubieran utilizado y engañado, por lo tanto sobre los muy, a nuestra opinión, execrables  pensamientos publicados  del electo Presidente señor Torra, tampoco consideraran a la ciudadanía, pasaran un tupido velo sobre a tanta viga en propio ojo, de ser además…. “dels nostres”.

Nota:  Una de las imágenes finales, la fotografía ya proclamado el señor  Torra, Presidente de la Generalitat posando con ex presidentes del Parlamento de Catalunya, más el ex Presidente de la Generalitat señor Mas,  todos  nacionalistas e independentistas y además el socialista ex Presidente de la Generalitat señor Montilla. Todos poseyendo el conocimiento  de la forma de pensar, entre las muchas, la del insultante anti españolismo  del señor Torra. Fotográfica que  en mi opinión,  afecta principalmente  a la imagen con  la presencia del señor Montilla, hace daño. Como también hizo daño la imagen del  apretón de manos de algunos cabezas de lista de determinados  grupos políticos.  






Diario El País, Opinión



¿Representa el señor Torra, con su xenofobia salvaje, al independentismo actual? ¿Esto es lo que había detrás del nacionalismo tolerante, transversal, abierto e integrador que el catalanismo predicaba en Cataluña?


Pesadilla en Barcelona

Por: Javier Cercas





15/05/2018

Repitámoslo una vez más, a ver si repitiéndolo acabamos de creerlo: Joaquim Torra, flamante presidente de la Generalitat, es un entusiasta de Estat Català, un partido fascista o parafascista y separatista que en los años treinta organizó milicias violentas con el fin de lanzarlas a la lucha armada; también es un entusiasta de sus líderes, en particular de los célebres hermanos Badia, dos terroristas y torturadores a quienes, como recordaba Xavier Vidal-Folch en este periódico, el señor Torra calificó como “los mejores ejemplos del independentismo”. La palabra “entusiasta” no es, como se ve, exagerada. Hace apenas cuatro años, en un artículo titulado, Pioneros de la independencia y publicado en el diario El Punt Avui, el señor Torra escribía refiriéndose a Estat Català y a Nosaltres Sols!, una corriente de Estat Català nacida en torno a una red paramilitar clandestina: “Y hoy que el país ha abrazado lo que ellos defendían desde hace tantos años, me parece de justicia recordarlos y agradecerles tantos años de lucha solitaria. ¡Qué lección, qué bellísima lección!”.

Todo lo anterior es más o menos conocido; no lo es tanto, en cambio, que el partido venerado por el señor Torra sobrevivió a la Guerra Civil y el franquismo y revivió durante la Transición. Así, la hemeroteca de la Universidad Autónoma de Barcelona conserva un cuaderno firmado por Nosaltres Sols! que, según el historiador Enric Ucelay-Da Cal, se publicó en torno a 1980. Está escrito en catalán, consta de ocho páginas mecanografiadas, se titula; Fundamentos científicos del racismo y concluye de esta forma: “Por todo esto tenemos que considerar que la configuración racial catalana es más puramente blanca que la española y por tanto el catalán es superior al español en el aspecto racial”. Cambiando “alemán” por “catalán” y “español” por “judío”, estas palabras las hubiera firmado cualquier ideólogo nazi de pacotilla: ¿son ellas la lección, la bellísima lección que, según el señor Torra, debemos aprender los catalanes de sus admirados pioneros independentistas? La respuesta sólo puede ser sí, al menos a juzgar por los artículos y tuits que el señor Torra ha escrito en los últimos años y que hemos conocido con incredulidad estos últimos días, en los que los españoles aparecen sin falta como seres indeseables, candidatos a ser expulsados de Cataluña (“Aquí no cabe todo el mundo”, escribió en 2010, refiriéndose a dos socialistas catalanes con apellidos españoles).

El nuevo presidente de la Generalitat es un entusiasta de Estat Català, un partido fascista

En su primera entrevista como candidato, el señor Torra declaró sobre esas porquerías xenófobas: “Pido disculpas si alguien las ha entendido como una ofensa”. ¡Pero, hombre de Dios, cómo se le ocurre! ¿Quién en su sano juicio consideraría una ofensa que se le califique de sucio, fascista, violento y expoliador, como hace usted en sus textos con millones de personas? Y ahora la pregunta se impone: ¿representa el señor Torra, con su xenofobia salvaje, al independentismo actual? ¿Esto es lo que había detrás del nacionalismo tolerante, transversal, abierto e integrador que el catalanismo predicaba en Cataluña y que tantos nos creímos durante años (aunque no fuéramos nacionalistas)?

Uno entiende muy bien que el señor Puigdemont y tres o cuatro insensatos como él compartan las ideas del señor Torra, pero ¿las comparte también el PDeCAT, la antigua Convergència de Pujol y Roca y Mas? ¿Las comparten ERC y la CUP, partidos que dicen ser de izquierdas? Y, si no las comparten, ¿cómo es posible que hayan permitido con sus votos que este señor sea presidente de Cataluña? Porque no es que el señor Torra no merezca ser presidente de la Generalitat; es que no merece ser representante político de nadie, y los partidos catalanes que conservan un mínimo de cordura y dignidad hubieran debido exigir su inmediata dimisión como parlamentario. ¿Cuánto hubiera durado en su escaño un diputado de cualquier parlamento español que hubiera escrito sobre los catalanes las brutalidades que ha escrito este señor sobre los españoles y hubiera expresado hace cuatro días su entusiasmo por Falange, el equivalente español de Estat Català?

Los partidos que conservan un mínimo de cordura hubieran debido exigir su dimisión

Hasta aquí, el asco y la vergüenza; ahora viene el miedo. Porque el señor Torra ha prometido en el Parlamento catalán hacer exactamente lo mismo que, en nombre de la democracia y sin el más mínimo respeto por la democracia, hizo su antecesor en la presidencia de la Generalitat, lo mismo que en otoño pasado llevó a Cataluña, tras el golpe desencadenado el 6 y 7 de septiembre, a vivir dos meses de locos durante los cuales el país se partió por la mitad y quedó al borde del enfrentamiento civil y la ruina económica (una ruina que algunos economistas consideran en voz baja difícil de evitar: una muerte lenta). Por supuesto, este xenófobo entusiasta de un partido fascista o parafascista y violento se halla en condiciones de cumplir su ominosa promesa, porque a partir de su toma de posesión tendrá en sus manos un cuerpo armado compuesto por 17.000 hombres, unos medios de comunicación potentísimos, un presupuesto de miles de millones de euros y todos los medios ingentes que la democracia española cedió al Gobierno autónomo catalán, además de cosas como la educación de decenas de miles de niños. Dicho lo anterior, sólo puedo añadir que me sentiría mucho más tranquilo si el presidente de la Generalitat fuera un paciente escapado del manicomio de Sant Boi con una sierra eléctrica en las manos.

A veces la historia no se repite como comedia, según creía Marx, sino como pesadilla; es lo que está ocurriendo ahora mismo en Cataluña. El señor Torra lleva razón en una cosa: de un tiempo a esta parte, todo el nacionalismo catalán y dos millones de catalanes parecen haber abrazado las ideas que en los años treinta defendían Estat Català y Nosaltres Sols!; la mayoría de los separatistas no lo saben, claro está, pero eso explica que nuestro nuevo presidente sea el señor Torra. O dicho de otro modo: ayer tomaron el poder en Cataluña aquellos a quienes la mayor parte del nacionalismo catalán, desde los años treinta hasta hace muy poco, consideraba extremistas peligrosos, cuando no directamente descerebrados. En estas circunstancias, no sé si merece ya la pena pedir ayuda a un Gobierno español que ni siquiera ha sido capaz de explicar a la opinión pública europea qué es lo que está pasando en Cataluña; se la pido al Estado democrático, a los europeos, a los españoles y a los catalanes de buena fe —incluidos los separatistas catalanes de buena fe—: hay que parar esta pesadilla.